sábado, 15 de diciembre de 2012
jueves, 29 de noviembre de 2012
Y al final de la tarde del día en que naciste, ¿qué queda? Han pasado las horas, has leído los mensajes de tus amigos, de las personas que te recordaron. Recoges los restos de todo: de los recados que te llegan de ultramar, la botella vacía, el vaso sucio… ha pasado otro año o acaba de comenzar uno nuevo, depende de cómo lo mires. Piensas en que le has respondido a todos, ha sido agradable leer las muestras de cariño y por eso has sido sincero. Te has sentido muy bien. Al acostarte apagas la luz y no sabes por qué comienzas a pensar (debieran prohibirlo en las fechas significativas: cumpleaños, día de los enamorados, navidad) en que querías estar en otra parte, acompañado, o tal vez con otra compañía; sin embargo estás solo, tu esencia está sola.
Mañana, cuando enciendas la computadora para comenzar a trabajar y ver cómo andan el mundo y los amigos, descubres que tres de ellos cumplen años. Entonces te sientas y les escribes, con los mejores deseos, que los cumplan felices.
Mañana, cuando enciendas la computadora para comenzar a trabajar y ver cómo andan el mundo y los amigos, descubres que tres de ellos cumplen años. Entonces te sientas y les escribes, con los mejores deseos, que los cumplan felices.
miércoles, 7 de noviembre de 2012
Cómo inventar un personaje, si yo misma no he sabido ser uno, no he sabido hacia dónde ir, ni por qué, ni cómo, me he perdido de vista, no me he hecho vivir. Para mí la vida ha estado siempre en otra parte, en los libros, en las historias que he soñado y he querido para mí, en lo que me he inventado. He dejado escapar los gestos cotidianos, los pequeños minutos diferentes. He dormido para esperar el día siguiente, la promesa que no existe. (del diario de Ana)
domingo, 21 de octubre de 2012
domingo, 7 de octubre de 2012
viernes, 7 de septiembre de 2012
miércoles, 8 de agosto de 2012
lunes, 30 de julio de 2012
sábado, 21 de julio de 2012
lunes, 9 de julio de 2012
domingo, 8 de julio de 2012
miércoles, 4 de julio de 2012
sábado, 9 de junio de 2012
miércoles, 6 de junio de 2012
martes, 29 de mayo de 2012
lunes, 28 de mayo de 2012
martes, 15 de mayo de 2012
De todos los días prefiero el día de los locos. Parece que el diluvio no anunciado los ha hecho salir del lugar donde normalmente se preservan del mundo y han tomado ómnibus y estaciones llenas de personas con paraguas. El del ómnibus cantaba a toda voz su amor por alguien inalcanzable, distante. Al bajarse en su destino solo comentó: es que estoy enamorado.
En la estación, entre aquellos a los que la lluvia les aumenta la prisa, estaba el predicador. Con una enorme biblia abierta hablaba a una señora, no sé si tan ausente como la del loco enamorado.
Pensando en ambos y mientras espero al próximo, que debe manifestarse en cualquier momento, le doy gracias a la lluvia porque siempre hace florecer aquello que en algún lugar aguarda.
En la estación, entre aquellos a los que la lluvia les aumenta la prisa, estaba el predicador. Con una enorme biblia abierta hablaba a una señora, no sé si tan ausente como la del loco enamorado.
Pensando en ambos y mientras espero al próximo, que debe manifestarse en cualquier momento, le doy gracias a la lluvia porque siempre hace florecer aquello que en algún lugar aguarda.
martes, 8 de mayo de 2012
jueves, 26 de abril de 2012
viernes, 20 de abril de 2012
lunes, 16 de abril de 2012
Borges...
La literatura es mi salvadora, la música también lo es; pero la literatura siempre me ha ofrecido un lugar acogedor, un abrazo apretado, más que cualquier otra forma de arte. Uno de los primeros poemas que leí de Borges, sigue siendo, para mí, un texto salvador.
¿Con qué puedo retenerte?
Te ofrezco magras calles, ocasos desesperados, la luna
de los corroídos suburbios.
Te ofrezco la amargura de un hombre que ha mirado
largamente a la luna solitaria.
Te ofrezco mis antepasados, mis muertos, los fantasmas
que hombres vivientes han honrado en mármol:
el padre de mi padre muerto en la frontera
de Buenos Aires, dos balas a través de sus pulmones,
barbado y muerto, envuelto por sus soldados
en el cuero de una vaca; el abuelo de mi madre
-con tan solo venticuatro años- encabezando
una carga de trescientos hombres en el Perú, ahora
espectros en desvanecidos caballos.
Te ofrezco cualquier agudeza que puedan contener
mis libros, cualquier hombradía o humor en mi vida.
Te ofrezco la lealtad de un hombre que nunca ha sido leal.
Te ofrezco ese meollo de mí mismo que he salvado,
de alguna manera: el corazón central que no
comercia con palabras, no trafica con sueños,
y está intocado por el tiempo, por la alegría,
por las adversidades.
Te ofrezco la memoria de una rosa amarilla vista
en el ocaso, años antes de que hubieras nacido.
Te ofrezco explicaciones de ti misma, teorías sobre ti misma,
auténticas y sorprendentes noticias de ti misma.
Te puedo dar mi soledad, mi oscuridad, el hambre
de mi corazón; trato de sobornarte con
la incetidumbre, con el peligro, con la derrota.
¿Con qué puedo retenerte?
Te ofrezco magras calles, ocasos desesperados, la luna
de los corroídos suburbios.
Te ofrezco la amargura de un hombre que ha mirado
largamente a la luna solitaria.
Te ofrezco mis antepasados, mis muertos, los fantasmas
que hombres vivientes han honrado en mármol:
el padre de mi padre muerto en la frontera
de Buenos Aires, dos balas a través de sus pulmones,
barbado y muerto, envuelto por sus soldados
en el cuero de una vaca; el abuelo de mi madre
-con tan solo venticuatro años- encabezando
una carga de trescientos hombres en el Perú, ahora
espectros en desvanecidos caballos.
Te ofrezco cualquier agudeza que puedan contener
mis libros, cualquier hombradía o humor en mi vida.
Te ofrezco la lealtad de un hombre que nunca ha sido leal.
Te ofrezco ese meollo de mí mismo que he salvado,
de alguna manera: el corazón central que no
comercia con palabras, no trafica con sueños,
y está intocado por el tiempo, por la alegría,
por las adversidades.
Te ofrezco la memoria de una rosa amarilla vista
en el ocaso, años antes de que hubieras nacido.
Te ofrezco explicaciones de ti misma, teorías sobre ti misma,
auténticas y sorprendentes noticias de ti misma.
Te puedo dar mi soledad, mi oscuridad, el hambre
de mi corazón; trato de sobornarte con
la incetidumbre, con el peligro, con la derrota.
domingo, 15 de abril de 2012
debo sobrevivir a otro domingo
y a todas las palabras que le acompañan
miedo, espera, llovizna...
en días como hoy surgen preguntas
-a veces las mismas de siempre-
y aunque sé que al final
no hay respuestas
las anoto cuidadosamente.
en este tiempo detenido
el silencio me cobija.
todo sucede dentro de mí
es decir
tan lejos.
y a todas las palabras que le acompañan
miedo, espera, llovizna...
en días como hoy surgen preguntas
-a veces las mismas de siempre-
y aunque sé que al final
no hay respuestas
las anoto cuidadosamente.
en este tiempo detenido
el silencio me cobija.
todo sucede dentro de mí
es decir
tan lejos.
sábado, 14 de abril de 2012
de Dulce María Loynaz
Criatura de isla
Rodeada de mar por todas partes,
soy isla asida al tallo de los vientos...
Nadie escucha mi voz, si rezo o grito:
Puedo volar o hundirme... Puedo, a veces,
morder mi cola en signo de Infinito.
Soy tierra desgajándome... Hay momentos
en que él me ciega y me acobarda,
en que el agua es la muerte donde floto...
Pero abierta a mareas y a ciclones,
hinco en el mar raíz roto.
Crezco del mar y muero de él... Me alzo
¡para volverme en nudos desatados...!
¡Me come un mar batido por las alas
de arcángeles sin cielo, naufragados!
Poema XXVII
Miro siempre al sol que se va
porque no sé qué algo mío se lleva.
Poema XXIX
En cada grano de arena hay un derrumbamiento de montaña.
Rodeada de mar por todas partes,
soy isla asida al tallo de los vientos...
Nadie escucha mi voz, si rezo o grito:
Puedo volar o hundirme... Puedo, a veces,
morder mi cola en signo de Infinito.
Soy tierra desgajándome... Hay momentos
en que él me ciega y me acobarda,
en que el agua es la muerte donde floto...
Pero abierta a mareas y a ciclones,
hinco en el mar raíz roto.
Crezco del mar y muero de él... Me alzo
¡para volverme en nudos desatados...!
¡Me come un mar batido por las alas
de arcángeles sin cielo, naufragados!
Poema XXVII
Miro siempre al sol que se va
porque no sé qué algo mío se lleva.
Poema XXIX
En cada grano de arena hay un derrumbamiento de montaña.
domingo, 8 de abril de 2012
sábado, 31 de marzo de 2012
viernes, 23 de marzo de 2012
Poema de Idea Vilariño, siempre tan parecidos a mí
Lo que siento por ti es tan difícil.
No es de rosas abriéndose en el aire,
es de rosas abriéndose en el agua.
Lo que siento por ti. Esto que rueda
o se quiebra con tantos gestos tuyos
o que con tus palabras despedazas
y que luego incorporas en un gesto
y me invade en las horas amarillas
y me deja una dulce sed doblada.
Lo que siento por ti, tan doloroso
como pobre luz de las estrellas
que llega dolorida y fatigada.
Lo que siento por ti, y que sin embargo
anda tanto que a veces no te llega.
No es de rosas abriéndose en el aire,
es de rosas abriéndose en el agua.
Lo que siento por ti. Esto que rueda
o se quiebra con tantos gestos tuyos
o que con tus palabras despedazas
y que luego incorporas en un gesto
y me invade en las horas amarillas
y me deja una dulce sed doblada.
Lo que siento por ti, tan doloroso
como pobre luz de las estrellas
que llega dolorida y fatigada.
Lo que siento por ti, y que sin embargo
anda tanto que a veces no te llega.
miércoles, 29 de febrero de 2012
sábado, 18 de febrero de 2012
La lluvia, con un silencio desconocido en estas latitudes, repica en la ventana de cristal, mientras en el París de 1922 el joven Hemingway descubre una ciudad maravillada. Hay cierta semejanza entre el aquí y el allá, a pesar de los años y la distancia. Puedo dejar que esta sensación me envuelva, una vez más, para llegar al sitio soñado, para ser quien nunca seré.
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