De pie, miraba los tejados de París y pensaba: «No te preocupes. Hasta ahora has escrito y seguirás escribiendo. Lo único que tienes que hacer es escribir una frase verídica. Escribe una frase tan verídica como sepas.» De modo que al cabo escribía una frase verídica, y a partir de allí seguía adelante. Entonces se me daba fácil porque siempre había una frase verídica que yo sabía o había observado o había oído decir.
sábado, 21 de noviembre de 2009
De pie, miraba los tejados de París y pensaba: «No te preocupes. Hasta ahora has escrito y seguirás escribiendo. Lo único que tienes que hacer es escribir una frase verídica. Escribe una frase tan verídica como sepas.» De modo que al cabo escribía una frase verídica, y a partir de allí seguía adelante. Entonces se me daba fácil porque siempre había una frase verídica que yo sabía o había observado o había oído decir.
Meterme bien dentro de mí es una práctica antigua, pero a la hora de salir sufro. El mundo y sus rutinas, sentir el paso del tiempo, tener que levantarme y salir a trabajar, a decir 'buenos días', a comprar, todo eso, algunas veces, me llena de tedio. Tengo que entrar en ese juego si quiero existir. Qué es, de hecho, existir? no más que un fingimiento, una trampa.
Dónde estaba yo? sentada en un banco viendo caer las hojas, esperando el invierno, subiendo a un avión, arriesgando palabras... dónde estaba cuando la vida pasó de largo y no vi que me tendían la mano?
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