domingo, 26 de junio de 2011
domingo, 19 de junio de 2011
El peso de un domingo. Si esto fuera un diario de verdad tal vez detallaría la forma en que el viento pasa por el pasillo que va desde mi cuarto a la cocina; la densidad del silencio; los olores diferentes; la manera que en el recuerdo de otros domingos -en Cuba, en Barcelona- llega hasta mí y moldea las horas. Para mí cada domingo tiene su propia dosis de soledad, de espera, de tiempo cíclico. Cada domingo tiene el suficiente poder de hacerme contar las horas hasta su término, como si fuera un día irreal, como si yo siempre estuviera en el sitio equivocado y la añoranza de lo que no tengo se agudizara de propósito en este día detenido.
miércoles, 15 de junio de 2011
Otros " pequeños pájaros"
i
en lugar de estas páginas
quisiera no tener que escribir
la soledad
ii
hay un dolor
una muerte oculta
que no cesa
iii
quiero darle mis palabras
mi esencia
pero hay un temor
la discreta creencia de
que la espera no es esta
compañía que corroe
en lugar de estas páginas
quisiera no tener que escribir
la soledad
ii
hay un dolor
una muerte oculta
que no cesa
iii
quiero darle mis palabras
mi esencia
pero hay un temor
la discreta creencia de
que la espera no es esta
compañía que corroe
lunes, 13 de junio de 2011
Por y de Fernando Pessoa
A 123 años de Fernando Pessoa, tres frases suyas:
1. A veces oigo pasar el viento; y solo de oir el viento pasar, vale la pena haber nacido.
2. Llega un tiempo en que es preciso abandonar las ropas usadas, que ya tienen la forma de nuestro cuerpo, y olvidar nuestros caminos, que nos llevan siempre a los mismos lugares. Es el tiempo de la travesía: y, si no osamos hacerla, nos habremos quedado, para siempre, al margen de nosotros mismos.
3. El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
Que llega a fingir que es dolor
El dolor que de veras siente.
1. A veces oigo pasar el viento; y solo de oir el viento pasar, vale la pena haber nacido.
2. Llega un tiempo en que es preciso abandonar las ropas usadas, que ya tienen la forma de nuestro cuerpo, y olvidar nuestros caminos, que nos llevan siempre a los mismos lugares. Es el tiempo de la travesía: y, si no osamos hacerla, nos habremos quedado, para siempre, al margen de nosotros mismos.
3. El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
Que llega a fingir que es dolor
El dolor que de veras siente.
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