jueves, 29 de noviembre de 2012

Y al final de la tarde del día en que naciste, ¿qué queda? Han pasado las horas, has leído los mensajes de tus amigos, de las personas que te recordaron. Recoges los restos de todo: de los recados que te llegan de ultramar, la botella vacía, el vaso sucio… ha pasado otro año o acaba de comenzar uno nuevo, depende de cómo lo mires. Piensas en que le has respondido a todos, ha sido agradable leer las muestras de cariño y por eso has sido sincero. Te has sentido muy bien. Al acostarte apagas la luz y no sabes por qué comienzas a pensar (debieran prohibirlo en las fechas significativas: cumpleaños, día de los enamorados, navidad) en que querías estar en otra parte, acompañado, o tal vez con otra compañía; sin embargo estás solo, tu esencia está sola.
Mañana, cuando enciendas la computadora para comenzar a trabajar y ver cómo andan el mundo y los amigos, descubres que tres de ellos cumplen años. Entonces te sientas y les escribes, con los mejores deseos, que los cumplan felices.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Cómo inventar un personaje, si yo misma no he sabido ser uno, no he sabido hacia dónde ir, ni por qué, ni cómo, me he perdido de vista, no me he hecho vivir. Para mí la vida ha estado siempre en otra parte, en los libros, en las historias que he soñado y he querido para mí, en lo que me he inventado. He dejado escapar los gestos cotidianos, los pequeños minutos diferentes. He dormido para esperar el día siguiente, la promesa que no existe. (del diario de Ana)