lunes, 31 de enero de 2011

Tiene que acabar la completa tensión entre el silencio y mi voz; la espera que soporta; la congoja; el mal tiempo; la mentira callada porque la mudez niega su verosimilitud; la calma pretendida; los actos de los que me hago responsable por temor al camino que parece pedregoso; la disculpa sorda; la vereda iluminada y confortable por la que ando en círculos.
Tiene que acabar este ser uno mismo que se pasa por ciego para no ver lo que pesa...

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