martes, 24 de marzo de 2009

30
(ruidos de la tarde)

Afuera
transeúntes que me desconocen
apuestan las horas,
muestran bocetos de su felicidad
a cualquier precio.
Los escucho detrás de esta pared
donde no me adivinan
como si sus noticias fueran una señal,
no confirmación,
de la existencia.
Dentro solo está mi nombre,
versos que no consiguen traerte.
Tú,
desvergonzadamente lejos.
Los demás tan cerca,
aullando su presencia.

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