jueves, 19 de febrero de 2009

Marcharse...
lo cercano se borra
fundando desencuentros.
Perderse en la agonía de la tarde
como en la salvación
del último tren,
si el límite alcanzara el horizonte
cual si todo terminara donde en sí comienza.
Marcharse,
aunque nadie nos espere al fin,
solo alejarnos poco a poco,
quedándonos.

(De Nadie llega en la tarde, Editorial Capiro, 2003)

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