miércoles, 11 de febrero de 2009

Poemas de Margaret Atwood

Esta es una foto mía


Fue tomada hace algún tiempo.
Al principio parece
una copia
borrosa: líneas imprecisas y manchas grises
dobladas con el papel;

luego, al escrutarla,
ves en la esquina izquierda
algo así como una rama: parte de un árbol
(bálsamo o abeto) que sobresale
y, a la derecha, en la parte superior, al centro
lo que puede ser una plácida
ladera, una pequeña casa de madera.

En el fondo hay un lago,
y detrás de éste pequeñas colinas.

(La foto fue tomada
el día después de que me ahogara.

Yo estoy en el lago, en el centro
de la imagen, justo debajo de la superficie.

Es difícil decir dónde
precisamente, o decir
cuán grande o pequeña soy:
el efecto del agua
en la luz es una distorsión

pero si miras lo suficiente,
al final
podrás verme.)



Variación de la palabra sueño


Me gustaría verte dormir,
lo cual podría no suceder.
Me gustaría observarte,
durmiendo. Me gustaría dormir
contigo, entrar
en tu sueño mientras su ola oscura y suave
se desliza sobre mi cabeza

y caminar contigo por ese radiante
ondulante bosque de hojas verdeazules
con su acuoso sol y tres lunas
hacia la gruta donde debes descender,
hacia tu peor miedo.

Me gustaría darte la rama
plateada, la florcilla blanca, la única
palabra que te protegerá
del dolor en el centro
de tu sueño, del dolor
en el centro. Me gustaría seguirte
al subir la extensa escalera
otra vez y convertirme
en la barca que te llevará de vuelta
con cautela, una llama
en dos manos ahuecadas
donde reposa tu cuerpo
a mi lado, y mientras entras
en ella con esa tranquilidad

me gustaría ser el aire
que habita en ti solo
por un momento. Me gustaría ser así tan inadvertida
y tan necesaria.

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