miércoles, 4 de febrero de 2009

Tal vez fui Anais.
Soñé un río
una barcaza pobre,
queriendo ser canción de quien se aleja.
Guardo el recuerdo de una tarde
en París,
un mendigo gritó sin mirar a nadie:
“ Eres solo un pétalo de la Rosa.”
Leí un mensaje extraviado:
“ Es el río quien te arrastra. Ni Dios decide.”
Estas frases marcaron mi vida
aunque no me lo explico.
Después de todo
no hay que creer siempre a los mendigos
ni a los mensajes llevados por el viento.
Esto es solo un recuerdo
que corre le riesgo de perderse.
Yo también fui Anais
descifrando el misterio.

(De Nadie llega en la tarde, Editorial Capiro, 2003)

1 comentario:

Lafaiete Luiz dijo...

Gsoto de ler sua poesia. O blog fico muito bom assim!